Blog de Psicoprevención

Felizmente empleado

Felizmente empleado

Empleado”: Dícese de aquel o aquello usado, gastado o utilizado. Si se definen a ustedes mismos de esta manera, por favor, no continúen leyendo. Les puede perjudicar gravemente su estado psicológico.

Decía Blaise Pascal que “todas las desdichas radican en la incapacidad de sentarse solo en una habitación”. Y es que no seremos capaces de vencer a nuestros miedos si no nos enfrentamos a solas con ellos. El Talento psicológico de nuestros días es aquel que pone toda su atención en la parte de la vida profesional que le satisface sin rechazar la que no le satisface. Normalmente los “felizmente empleados” tienen la mala costumbre de magnificar los sucesos negativos que les suceden. Obviamente, es un error ya que el que vive sufre, pero sólo el que posee talento psicológico determina el grado de sufrimiento. Probablemente, en esto radique una de las características de este tipo de profesionales: ser dueños de la importancia que dan a los acontecimientos que les suceden. Son conscientes de que la vida laboral es aprendizaje y éste, muchas veces, acompañado de errores. Este tipo de talento tiene buena salud y mala memoria, por lo que cierra heridas y aprende a convivir con las cicatrices encarando el futuro con ilusión y confianza. Estos dos conceptos (ilusión por la vida y confianza en nosotros mismos) son más que necesarios para no perder la perspectiva y que llegue un día a nuestras vidas un estado de satisfacción relativamente plena.

Un profesional con talento psicológico sabe que de él depende su desarrollo de carrera en la vida laboral. Reconoce que las únicas expectativas reales son las que dependen en un porcentaje muy elevado de su propio desempeño. De hecho, si su futuro depende de otros, esto le aleja del camino de la serenidad haciéndole esclavo de la inmediatez y dependencia emocional (características comunes del “felizmente empleado”). El talento psicológico es realista y exigente con sus posibilidades, tiene los píes en el suelo sin renunciar a las ilusiones y retos (que normalmente vendrán acompañados de un gran esfuerzo) sabiendo que tiene que estar siempre preparado para ello. Reflexiona analizando prejuicios, falsas creencias que no hacen otra cosa que atarle, y sobre todo los pensamientos que le limitan e impiden su crecimiento profesional. Este tipo de talento identifica correctamente sus emociones y las de los demás, y las sitúa exactamente en el contexto preciso. Entiende que las emociones tienen a generalizarse. Otra cuestión importante de este tipo de talento es que no son parte del negocio, ellos mismo son el negocio. Son profesionales valiosos y con credibilidad. Su marca personal no se limita a un momento o proyecto concreto, sino que dejan huella sabiendo que esta marca es todo lo que hacen y la huella es la estela que permanece en la mente de las personas con las que trabajan. Se preguntan continuamente, ¿Cómo quiero que me recuerden cuando piensen en mí?.

Ahora bien, con talento psicológico ¿se nace o se aprende?. Sin lugar a dudas se trata de aprendizaje competencial. Lo primero, tener la mente lo suficientemente abierta como para reconocer que no somos conscientes de las competencias que tenemos por delante. Lo segundo, saber que no sabemos. Es decir, descubrir competencias que necesitamos adquirir. Lo tercero, obviamente, aprenderlas. Finalmente, lo cuarto, una vez aprendidas practicarlas hasta que sin darnos cuenta seamos un modelo competencial que ha incluido en su repertorio conductual una serie de comportamientos “automáticos” que merece la pena imitar. Y es que aprendemos por imitación. Lo bueno y lo menos bueno lo practicamos porque hemos visto que a otros les va bien con ello. Esta es una de las bases del aprendizaje social, la imitación de modelos. Cogemos de cada uno lo que nos gusta en función de los resultados que haya obtenido. De ahí parte el inicio del proceso. Si no observamos lo suficiente, no seremos capaces de comprender que existen competencias que tal vez podríamos incluir en nuestro repertorio.

Como vemos, hay dos formas de encarar nuestro plan de carrera: (1) dejar que otros nos lo proyecten siendo nosotros pasivos e incluso reactivos en sus propuestas; (2) coger nosotros mismos las riendas de nuestro destino, escribiendo el guión de nuestra historia. En esta segunda opción, menos cómoda, somos protagonistas activos y proactivos de nuestras profesiones. Ustedes elijen ser “felizmente empleados” o ser poseedores de un talento psicológico por desarrollar.

Fco. Javier Herrán Gamarra

Psicólogo de Recursos Humanos, Seguridad y Salud laboral psicosocial, Psicoach

Imagen tomada de freeimages

Para citar este artículo:

Herrán Gamarra, Fco. Javier. (2016, 01 Octubre). “Felizmente empleado”. www.psicoprevencion.com. Disponible en (01-10-2016): http://www.psicoprevencion.com/category/blog/

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