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Conducta de riesgo. Punto de mira.

Conducta de riesgo. Punto de mira.

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La conducta, lo que se ve, no es otra cosa que el resultado de una percepción más un procesamiento de la información multiplicado todo ello por la actitud. El comportamiento, ¿son conductas aisladas susceptibles de modificación?.

Definir una conducta de manera aislada, sin tener en cuenta al menos la variable más cercana como es la actitud, es una de las cuestiones que más ha de preocupar a los responsables de personal como mejora continua. Describir, predecir, explicar y controlar la conducta laboral supone ir por delante de la implicación del factor humano en los accidentes laborales. En técnicas psicosociales para la prevención de accidentes laborales lo sabemos muy bien. No es que sea importante aprender a observar conductas, sino que además explicarlas supone para la persona con poca experiencia en esta cuestión un callejón sin salida. No existe nada más allá de lo que se ve. Y ciertamente, queridos lectores, más allá hay un mundo de actitudes provenientes de un pensamiento que se ve alimentado por percepciones y procesamientos de la información percibida. La simplicidad en la descripción de conductas nos lleva irrevocablemente al fracaso en la observación. En mi opinión, es de suma importancia valorar el tiempo dedicado a la observación de conductas y a las preguntas que le siguen. Incógnitas que sólo se despejarán cuando su protagonista (el emisor conductual) dé su punto de vista. Dicho esto, ¿qué entendemos por comportamiento seguro?.

Un índice de comportamiento seguro puede quedar definido con la relación entre el número de conductas seguras y las conductas totales emitidas, por 100. Este resultado como índice es porcentual. Es decir, porcentaje de comportamientos seguros. Evidentemente, no es sencillo llevar a cabo este planteamiento por lo que la importancia del tiempo y experiencia (número de veces que se ha llevado a cabo) juegan un papel fundamental. Si no es posible llevar a cabo esta práctica, ¿cómo empezamos a descifrar (describir, explicar, predecir, controlar) un comportamiento como suma de conductas no necesariamente aisladas?. Ustedes, al igual que yo, podemos concluir que fulanito es una persona cuyo comportamiento es inseguro, pero ¿podemos explicarlo con cierta coherencia o lo hacemos refiriéndonos a conductas aisladas?. Obviamente, hay conductas y conductas. No todas tienen el mismo grado de peligrosidad. Una persona puede estar trabando sin guantes con elementos cortantes, pero esta misma persona a la hora de subirse a 10 metros de altura exige que se le suministre un arnés. ¿Es posible este ejemplo?, una conducta de riesgo de grado bajo contrapuesta a una conducta segura de grado alto (según consecuencia), ¿es un comportamiento seguro “tolerable”?. ¿Es una persona “peligrosa”?. Estarán de acuerdo conmigo, que si la única imagen que conocemos de él es la de conducta de riesgo, sobradamente inclinaremos la balanza hacia comportamiento de riesgo. Sin conocer este último caso, la sola presencia del empleado pidiendo un equipo de protección de manera voluntaria hará que la inclinación se gradúe al polo opuesto (positivo en esta ocasión).

¿A dónde nos lleva toda esta cuestión?. Para crear, mantener y conseguir desarrollar conductas preventivas es necesario determinar qué comportamientos son los susceptibles de modificación o mantenimiento, y por supuesto el grado. No podemos considerar el comportamiento como un conjunto de conductas de manera única. Cada conducta preventiva está determinada por una actitud preventiva, procesamiento de la información y percepción preventiva. El ejemplo más claro está precisamente en este empleado que ante un riesgo no toma medidas preventivas, y para otro es el primero en exigirlas. ¿Qué ocurre en las organizaciones que, aún estando expuestos a riesgos mayores, sólo se producen accidentes leves?. La cognición, emoción y conducta preventiva ante riesgos cuyas consecuencias son de suma importancia por su gravedad, es más que respetable. Sin embargo, son esos riesgos menores los que se materializan, aquellos sesgos en la percepción y procesamiento de la información preceden a una actitud desfavorable frente a las medidas preventivas y que origina la conducta de riesgo.

Fco. Javier Herrán Gamarra

Psicólogo Organizacional. Recursos Humanos / Seguridad y Salud Laboral.

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Imagen tomada de freeimages

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